martes, 18 de agosto de 2009

Middle Edge (digo Age) Crisis

Hace no mucho me empecé a sentir muy mal del estómago . Creí que había sido algo que me había caído mal pero cuando vi que duraba y duraba descarté esa posibilidad. Luego lo atribuí al estrés del trabajo, lo mismo, hasta que alguien me dijo "es la leche, eres intolerante a la lactosa". Yooooo ¿intolerante a la lactosa? ¡nunca! toda la vida había tomado leche y jamás me había pasado nada.

Pues si, ese es uno de los primeros síntomas de que estoy entrando a la segunda parte de mi vida, y de que inevitablemente estoy viviendo aunque sea de refilón la crisis de la edad media. Ya tomo leche deslactosada light fácil digestión y aunque haga ejercicio, ya parece que no lo hago.

Pero lo más increíble de esta etapa es que siento la imperiosa necesidad de "hacer algo en mi vida". O sea, como que me está entrando ese impulso de hacer un viaje, aprender a tocar el cello, escribir un libro o irme a cuidar ballenas con Greenpeace; además obvio de tener mi propio negocio para no ser empleada lo que resta de mis días e interesarme por comprar un seguro de vida y de vejez.
Pongo atención a los anuncios y promociones de Chek ups de los hospitales, leo la cantidad de colesterol de los alimentos que compro y me sensibilizo ante las cremas anti arrugas.

Ya no me parece tan malo el sexo por el sexo, no me escandalizan mis amigas con novios 15 años menores o 20 años mayores y disfruto del silencio.

Ja, no creí no conocer al cantante de moda y poner en mi coche Universal stereo...ya hasta compro Alpura cuarenta y más...No hay plazo que no se cumpla.

2 comentarios:

  1. ...No hay plazo que no se cumpla. En efecto. Te preocupas por cuestiones que antes eran "superficiales" y te despreocupas de cuestiones que antes eran "profundas". Qué sabroso es entender que la única persona que te puede juzgar eres tu misma, hoy ya no te importa asumir la responsabilidad de tu propia personalidad. Lo triste es preguntarse ¿por qué esta crisis no llegó antes? jajajajajajajaja

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  2. Hola mi querida intolerante a la lactosa y amiga Marcela.

    Leí tu nota del día 18 de agosto. Quiero decirte que efectivamente el tiempo no perdona y que los cambios en nosotros mismos son inevitables.

    El asunto es cómo tomamos estos cambios y de qué manera permitimos que éstos nos afecten en nuestra vida cotidiana.

    Yo, así como tú, hoy tengo que fijar mi atención en cosas que antes no hacía como por ejemplo leer las indicaciones al reverso de la cajita para saber si puedo o no comérmelo, o que shampoo milagroso hará que mi pelo regrese a mi.

    Lo mejor de todo es que no estamos solos en esto.

    BIENVENIDA AL CLLUB DE LA MEDIANA EDAD.

    Ricardo.
    45

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