jueves, 21 de enero de 2010

I see dead people

Ayer fui a la presentación de un chavo que canta increíble y con el que estoy trabajando en su imagen. Fue en un restaurante bar verdaderamente increíble (con el peor nombre que he oido). El lugar estaba rico, música lounge, ambiente tranquilo de buen gusto, un vinito...en fin, todo bien.

De pronto empieza a llegar más gente y a llenarse el bar, que era el espacio destinado al cantante y su público. Cuando volteo a ver la gente, ¡zaz! ME QUEDÉ HELADA, viendo a una amiga (o alguien muy parecida) entrar al restaurante.

No es que me quede helada cada que veo una amiga, el tema central es que esa "amiga" se supone que está muerta. Es decir, hace como 20 años nos avisaron de su muerte y le lloré durante muchos muchos meses y una que otra Navidad.

Durante 20 años pensé que era una lástima perder a una amiga porque podríamos seguirnos viendo, ser cómplices de nuestras vidas y testigos de los cambios en nosotros, nuestras familias, parejas, hijos, en fin, lo que los amigos hacen.

Resulta que hace como 6 meses, nos la fuimos encontrando en facebook, sí en facebook, así tan descarada. Chale, no sé si ella sabe que sabemos que murió, es más no sé siquiera si sabe que murió, pero claramente no murió. Cuando abrí su fb pegué un brinco hasta el techo y me entraron una cantidad de sentimientos encontrados terribles.

Unos de rabia de sentirme engañada tanto tiempo, también de gusto -es obvio que prefiero una amiga viva que muerta-, otros de tristeza de haberme perdido la mitad de su vida y el más más fuerte, de curiosidad por saber qué pasó en ese entonces, qué la llevó a eso, por qué desapareció.

Hasta la fecha no sabría cómo reaccionar ante ella si nos llegáramos a encontrar, asi que se imaginarán lo que sentí ayer que la vi. Afortunadamente en estos casos, mi mala vista me engañó. No era ella y me relajé tanto que me reí como 20 minutos y luego disfruté de dos horas de una voz que no se escucha todos los días.

Los 40

Dicen que los 40 son los nuevos 30, pero no me late esa frase -mucho menos la teoría, obvio-. porque siento que demerita 10 años de la vida bien vividos que nadie se puede saltar. No tengo ganas de volver a tener 30 ó 20, ¡mucho menos 10! me gustan todos los 40, uno por uno que he vivido, así que con orgullo porto la etiqueta de ser cuarentona.

Creo que la crisis se encuentra más en lo que nos imaginamos al llegar a los 40, que en lo que realmente ES. Hoy no sólo me siento en mi mejor etapa de la vida, sino que me gusta cómo me veo, cómo vivo, como pienso, cómo hablo y cómo me relaciono con todo y con todos.

Hoy tengo mis prioridades bien claras, sé qué me gusta y qué no. No sé si es coyuntural o no, pero hace unos días me quité un saco que venía cargando desde hace mucho y me siento re bien. Esta entrada tiene poco sentido realmente porque no tengo ganas de platicar mucho de eso, solo era una reflexión de que mi bienvenida al 4º piso ha sido agradable y ha coincidido con eventos que me han hecho sentir mejor.

Hay quien dice que los eventos y sucesos los atraemos (en esa teoría se basa el éxito de El Secreto), y tengo el presentimiento de que será una gran década.

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lunes, 18 de enero de 2010

El ser humano en una tragedia

A todos nos sorprendió el terremoto en Haití y los últimos seis días hemos seguido paso a paso los acontecimientos en ese lugar. Todos los medios hablan de la cifra de muertos, de la ayuda humanitaria que llega, de las movilizaciones de todo el mundo, de los funcionarios de la ONU que perdieron la vida, pero lo que más me tiene sorprendida es la actitud del ser humano ante una catástrofe de esta naturaleza.

Haití está situado en la isla La Española; cuenta con 10 millones de habitantes, de los cuales el 80% viven en extrema pobreza. De ahí que Haití sea el país más pobre del continente americano y uno de los más pobres en el mundo. Sus habitantes viven de la agricultura y pesca, y en el sector industrial de los textiles. Haití depende en gran escala de los aranceles vendidos a Estados Unidos.

Hoy, a una semana del sismo la vulnerabilidad del país, su estructura política débil y la gran necesidad que impera en la población, ha demostrado que el ser humano tiene una tendencia a acostumbrarse más rápido de lo que yo creía, a la "ley del más fuerte". La falta de organización y de liderazgo han orillado a los damnificados a cometer las atrocidades más grandes que yo había visto en una tragedia de la naturaleza: los cadáveres los avientan como si fueran costales a las fosas comunes, las familias dejan a sus muertos prácticamente en la puerta de lo que les queda de casa, he visto fotos de gente robándose los ataúdes de los panteones y los esqueletos los esparcen por las calles, incluso hay fotos de gente defecando en la calle en frente de los demás. En fin, la indiferencia del ser humano ante estas calamidades me sorprende muchísimo.

Otra cosa que me ha sorprendido es la victimización de los gobernantes. Mientras la población busca qué comer y el mundo entero se organiza...ellos lloran. Será que tanta presión los tenga cegados o será que más bien Saramago en su "Ensayo sobre la ceguera" tiene razón...es más fácil acostumbrarse a ser como todos, aunque se viva entre mierda, que tomar liderazgo y dejar de ser víctimas.